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domingo, 27 de enero de 2013

El Coyotepe: Una cárcel como destino turístico



Sobre una colina de 300 metros de altura sobre el nivel del mar frente a la ciudad de Masaya se levanta la imponente fortaleza de El Coyotepe, sitio de fieras batallas, patriotismo, heroísmo, y vejámenes, pero a la vez a la vida de tres personajes que lucharon contra la intervención militar norteamericana. Los generales José Santos Zelaya, Benjamín Zeledón, y Augusto C Sandino. Fue cárcel durante el siglo XX y ahora es museo y un nuevo atractivo turístico de la ciudad.

Entrar a la fortaleza El Coyotepe es como volver en el tiempo y entrar a un mundo de emociones encontradas, ya que detrás de estos muros se atrincheraron soldados nicaragüenses para luchar contra la mayor potencia militar del mundo, los Estados Unidos, y con sus vidas dieron un ejemplo de dignidad.

Pero estas mismas murallas ocultan en sus sótanos las cárceles donde se mantuvo en cautiverio y tormento a centenares de ciudadanos opositores a distintos gobiernos del siglo XX.

La fortaleza El Coyotepe parece un castillo de la época medieval, construido estratégicamente en lo alto de una colina, con muros altos y torreones en los extremos, pero nada tiene que ver con realezas de sangre azul, ya que fue edificado por constructores nicaragüenses a finales del siglo XIX.

Subiendo por el estrecho camino asfaltado que lleva a la fortaleza, los visitantes tienen la oportunidad de disfrutar del aire fresco. Desde el torreón de la esquina Norte se observa el volcán Masaya y la ciudad de Managua, que tiene de fondo la península de Chiltepe, el volcán Apoyeque y el Lago Xolotlán. De la esquina Este se aprecia la zona del charco de Tisma, los llanos de Malacatoya y parte del Gran Lago de Nicaragua. Hacia el Sur se puede ver en el horizonte parte de la cordillera chontaleña, y hacia el Oeste se encuentra la ciudad de Masaya.

Más lejos están la silueta del cono truncado del volcán Mombacho y la cordillera de El Crucero.

El Coyotepe se ubica en el kilómetro 29 de la carretera a Masaya, frente a la entrada de esta ciudad. Desde 1983 dejó de ser un símbolo de represión, al pasar a manos de organizaciones infantiles y juveniles, como el movimiento de exploradores de la Asociación de Niños Sandinistas, ANS, de los años 80 y de los Scouts de Nicaragua, a quienes se lo habían donado antes.

Ahora esta fortaleza es administrada por la Asociación de Scouts de Nicaragua, que allí realiza sus eventos. Por su importancia histórica y arquitectónica, se ha convertido en un sitio de interés turístico de Masaya, siendo visitada por nacionales y extranjeros.

Sótanos con cárceles

Oscar Munguía, miembro de los Scouts y guía de la fortaleza, dice que este edificio fue donado a la Asociación de Scouts de Nicaragua por el Gobierno del presidente René Schick, en 1966, pero años después Somoza Debayle se los quitó y lo convirtió en cuartel de la Guardia Nacional y cárcel para prisioneros políticos.

La fortaleza está construida dentro de un área de 50 manzanas que le pertenecen a los Scouts y tiene dos niveles con cárceles. En el primer nivel había 25 celdas y en el segundo 13 celdas, las primeras eran para prisioneros comunes y las últimas para prisioneros políticos, donde se aplicaban las torturas.

Existen varias entradas a los sótanos, donde se encuentran las celdas subterráneas, a las que se accede con ayuda del guía, quien relata lo sucedido en estos túneles. Adentro, la oscuridad y el hacinamiento eran parte del castigo que recibían los prisioneros, porque aquí metían más personas que las que cabían en cada celda, asegura el guía.

“En la cúpula central se encuentra un museo en memoria de Benjamín Zeledón, el Héroe Nacional que luchó contra la intervención militar norteamericana de 1912. Antes, allí era la oficina de la Guardia Nacional acantonada en esta fortaleza”, indica Munguía. Los visitantes pueden observar fotos antiguas del general Zeledón y de El Coyotepe de aquella época, así como fragmentos de cartas del héroe.

Pero la fortaleza no solo es visitada por estudiantes y turistas que desean conocer la historia y observar el paisaje, sino también por jóvenes enamorados que hallan en la quietud del lugar un espacio para estar a solas, mientras otros suben la cuesta para bajar de peso.

Luis Alberto Pavón, de 17 años, quien andaba con su amiga Katy López, se mostró satisfecho de su primera visita a este monumento. “Es un buen ambiente, se puede ver toda Masaya, de larguito por lo menos, se me ocurrió venir a conocer aprovechando las vacaciones, es un lugar tranquilo, calmo y pacífico, un lugar agradable para los novios”, comentó.

Yader Norori, de Masaya, dijo que “es un lugar para recibir y respirar aire puro, fresco, y ver el panorama. Lo malo es que hay gente que raya las paredes, habría que darle una pintadita y poner más vigilancia”.

Katarzyna Janiak, ciudadana polaca residente en Estados Unidos, opinó, luego de un recorrido por los sótanos de la fortaleza, que este lugar le recuerda un palacio grande que existe en Polonia, que también tiene una cárcel subterránea.

“Trato de no pensar en toda la gente que torturaron aquí, sino observar la estructura del castillo y… me gustó ver los murciélagos”.

“Vengo con mi prima Mayra, desde hace más de un mes, caminamos desde San Jerónimo para subir la cuesta que lleva al portón principal de la fortaleza, nuestra meta es bajar un poquito y estar sólidas”, confesó Flor Potosme, de 17 años, una estudiante de Masaya.

Más de 600 visitantes

Guillermo Sarria, directivo de la Asociación de Scouts de Nicaragua, dijo vía telefónica que ellos le dan mantenimiento a la fortaleza con los pocos recursos que captan de las entradas y donaciones que reciben de algunas instituciones, como la Asamblea Nacional que les donó un asta de bandera.

Explicó que atienden un promedio de 120 visitantes extranjeros y 500 nacionales por mes. Con esos ingresos garantizan el pago de limpieza, guías y vigilantes en toda la propiedad, día y noche.

“Dentro de los proyectos futuros tenemos la construcción de servicios sanitarios, un parqueo, iluminación, la instalación de una venta de artesanías y golosinas, y un museo Scout”, anunció Sarria.

Un poco de historia

La fortaleza El Coyotepe fue escenario de fieras batallas, patriotismo, heroísmo y vejámenes, y su historia está ligada a la vida de tres personajes que lucharon contra la intervención militar norteamericana en Nicaragua.
Fueron el general José Santos Zelaya, quien llegó a la Presidencia mediante una revolución armada en 1893; el general Benjamín Zeledón, quien se enfrentó hasta la muerte a las tropas yanquis en su primera intervención armada, en 1912; y el general Augusto C. Sandino, quien 14 años después se rebeló a la presencia de tropas yanquis, que volvieron a ocupar Nicaragua en 1926.
El general Zelaya mandó a construir esta fortaleza en 1893 para proteger Masaya durante una de las guerras civiles de la época. El general Zeledón, un mes después del desembarco de los marines yanquis, en octubre de 1912, se atrincheró en la fortaleza y libró la batalla final contra las fuerzas del Ejército local y la armería norteamericana, cayendo en combate entre Diriá y Nandaime.
El cadáver de Zeledón fue exhibido públicamente por las calles, lo cual llenó de indignación a la población, entre ellos al joven Sandino, quien con el tiempo retomó la lucha y logró la expulsión de los yanquis, convirtiéndose en Héroe Nacional de Nicaragua.

Como llegar:
El Coyotepe está a 29 kilómetros de Managua, frente a la ciudad de Masaya. Del portón de entrada se sube un kilómetro por un camino asfaltado hasta llegar a la cima de la colina. Los buses colectivos salen del Mercado Roberto Huembes y de la Universidad Centroamericana. El costo de la entrada a la fortaleza es de C$10.00


Fuente: El Nuevo Diario

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