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domingo, 4 de noviembre de 2012

El Castillo: Un caudal de historia y naturaleza




En la Fortaleza de la Inmaculada Concepción en lo alto del promontorio que domina el poblado, los habitantes de El Castillo viven de manera apacible, como las aguas del río San Juan que se mecen suavemente en el muelle.

Sus calles estrechas, donde solo circulan peatones y bicicletas, están llenas al lado derecho de casas de madera y concreto, donde funcionan pulperías, tiendas, hoteles, bares, iglesias, talleres de carpintería y viviendas familiares, y al lado izquierdo, solo casas de tambo sobre postes rollizos clavados sobre el lecho del río. A este lado se ubican tiendas de bisuterías, artesanías, cafetines, varios hostales y restaurantes, que además de ofrecer comida al gusto del visitante, tienen una privilegiada vista panorámica al río.

Desde hace varios años, El Castillo se ha convertido en un importante destino turístico gracias al valor histórico del monumento, al entorno natural que le rodea y al río San Juan que le comunica con el resto de Nicaragua.

El Castillo forma parte de la cadena de 12 fortalezas que la Corona española ordenó construir en Nicaragua durante los primeros siglos de la conquista de América. Eran tiempos de guerra entre las potencias europeas por las riquezas naturales y el comercio de especies del Nuevo Mundo.

La fortaleza fue construida por los españoles entre 1673 y 1675 para impedir el paso de piratas ingleses y franceses al lago de Nicaragua para atacar la ciudad de Granada.

“Raudal del diablo”

Para su construcción se eligió una posición privilegiada, una elevación frente a uno de los raudales más violentos del río San Juan, el Raudal de Santa Cruz, al que los indígenas llamaban el "Raudal del Diablo". Después de dos años de trabajos, la fortaleza fue terminada y bautizada con el nombre de “Castillo de la Pura y Limpia Concepción”, en honor a la Virgen María.

Nicaragua, con su río San Juan que sirve de desaguadero del lago Cocibolca, despertó el interés mundial por construir una ruta de comunicación interoceánica entre los océanos Atlántico y Pacífico. Y eso le convirtió en víctima de incursiones de piratas y corsarios de naciones enemigas de España.

Piratas ingleses como Gallardillo y el francés William Dampier remontaron el río San Juan, atacaron y saquearon la ciudad de Granada entre 1665 y 1685, pero fue hasta la construcción del Castillo de la Inmaculada que estos ataques menguaron.

El 29 de julio de 1762, la fortaleza se convirtió en símbolo de la defensa de la soberanía, cuando siete navíos con tropas inglesas se apostaron de frente al baluarte, justo el día que José de Herrera y Sotomayor, jefe militar del fuerte, había muerto.

Un disparo de suerte

Cuentan las crónicas de la época, que ante la petición de rendición por parte de las fuerzas inglesas, la joven Rafaela Herrera, hija del castellano recién fallecido, arengó a la lucha a la tropa, subió al caballero, (plataforma donde se emplazaba una pieza de artillería), cargó el cañón y empezó a disparar a las fuerzas enemigas acampadas al otro lado del río, con tal suerte que al tercer disparo, un cañonazo dio en la carpa del jefe de la expedición inglesa, matándolo en el acto, provocando pavor entre los ingleses y ánimo entre los defensores del castillo, que arremetieron con fuerza hasta lograr desanimar a los invasores, que decidieron abandonar el campo de batalla, cargando con la derrota.

Otro hecho histórico ocurrido aquí fue la expedición que en 1780 dirigió el entonces capitán Horacio Nelson, el mismo que después se hiciera famoso en la batalla de Trafalgar; este llegó hasta lo que hoy es El Castillo, se internó por el bosque y tras un intenso combate, conquistó la fortaleza, pero su victoria no le duró mucho, pues sus hombres fueron diezmados por las enfermedades y tuvo que abandonar la fortaleza.

Más de un siglo después, El Castillo fue un pueblo importante en la llamada Ruta del Tránsito, por la que viajaban miles de aventureros y buscadores de oro, del Este al Oeste de Estados Unidos. Lo hacían a través del río San Juan, luego cruzaban el lago de Nicaragua y en La Virgen tomaban diligencias rumbo a San Juan del Sur, donde abordaban nuevamente los vapores hacia California, durante la llamada “Fiebre del Oro”, a mediados del siglo XIX.

Durante más de una década, en su pase por Nicaragua, más de 150 mil pasajeros se detuvieron a descansar, comer, beber y disfrutar de la hospitalidad de los pobladores de El Castillo.

Pero esta inusitada avalancha de visitantes decayó bruscamente en 1869, cuando se inauguró el ferrocarril transcontinental de Estados Unidos, que unió las ciudades del Este (Atlántico) con California (Pacífico).

Obra de ingeniería militar

La fortaleza de El Castillo, construida como una obra de ingeniería militar, fue restaurada con fines históricos y culturales para las nuevas generaciones y en la actualidad es uno de los mayores atractivos turísticos de Río San Juan.

Este año 2012 se cumplen 250 años de la gesta de Rafaela Herrera, sin embargo, la monumental estructura de la fortaleza aún se conserva en buen estado, como un testigo mudo de una historia que trasciende el tiempo.

La imponente mole de piedras canteras y de río, ahora exhibe, en un pequeño museo, solo dos de los más de 50 cañones que tuvo durante la época colonial. Además, en su interior funciona una biblioteca pública para niños.

La Loma Nelson

En la parte más alta del poblado se encuentra la Loma Nelson, nombrada así por ser el lugar desde donde el capitán Horacio Nelson dirigió el ataque y toma de la Fortaleza de la Inmaculada. Exactamente allí, funciona un mariposario, atendido por Elvis Obregón. Ella es la encargada de cuidar y alimentar a las 25 especies de mariposas que hay en los predios acondicionados para la reproducción de estos lepidópteros de coloridas y vistosas alas. En total, en Río San Juan existen más de 400 especies de mariposas y en el mundo hay más de 17 mil, según explica Obregón.

Para entrar a conocer estos insectos voladores, los extranjeros pagan 3 dólares, los nacionales C$50.00 y los estudiantes pagan C$30.00.

La entrada a la Fortaleza de la Inmaculada Concepción cuesta US$2.00 para extranjeros y C$12.00 para nacionales.

Según Sayla Obregón, guía turística local, El Castillo no solo es el punto de llegada para los turistas, también es un punto de partida para los que gustan de aventura sobre el río, pues aquí se puede alquilar botes y kayaks, para pescar y recorrer parte de la Ruta del Tránsito, visitando varios de los buques de vapor hundidos en su trayecto, como el que se encuentra en el raudal de Machuca y otro en Sábalos.

Servicios y facilidades

Además, se pueden hacer caminatas a la Reserva Indio Maíz, rafting, cabalgatas, observación de aves y caimanes, city-tour por el pueblo, que incluye el Monumento Histórico de la Inmaculada y visita a haciendas de cacao.

Para comer y dormir en El Castillo existen 13 hoteles, hostales y pequeños albergues familiares con capacidad para 150 personas, entre los que se pueden mencionar El Albergue El Castillo, Posada del Río, Richardson, Tropical, Melany, Aurora, Refugio Bartola, Nena Lodge, Manantial Universal y el Hotel Victoria, entre otros. Muy cerca se encuentran los hoteles Montecristo River Lodge, Sábalos Lodge y el Tarpon River Lodge.

Los precios de hospedaje oscilan entre los C$100.00 y US$30.00 según la calidad del servicio, pues los hay solo con ventilador y baño compartido, pero también hay con aire acondicionado, baño privado, agua caliente y jacuzzi, con desayuno incluido.

Para comer existen varias alternativas, empezando por El Cofalito, en el muelle del poblado y en los comedores de los hoteles donde se hospede. Los precios de la comida van de acuerdo a lo que se pida: un desayuno nica en un comedor popular C$60.00, almuerzo C$70-90. En los hoteles un desayuno vale entre 4 y 5 dólares y el almuerzo entre 7 y 10 dólares. Lo más caro es el camarón de río.

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Fuente: El Nuevo Diario

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